jueves, 31 de marzo de 2011

Relato de Nieves Viesca

HipopótamoDO


“Miiie, Eñoooita, es Do, HipopótamoDo”. A Seisaños, le encanta dibujar hipopótamos en la escuela. Con paquiderma lentitud, Seisaños pinta de azul una cabezota con orejas pequeñas y ojos cerrados. El aspecto plano del niño sonríe cada vez que HipopótamoDo, “AAAAH” la bocota se le abre y le pega un susto masticable. “Oomiinoolass, Hipo quere meenndaar gooomiinoola”. Baja los ojos para examinarse las manos. Con torpeza, sus cortos dedos trazan con la punta roma del lapicero unos remolinos con sabor a helado de fresa, de chocolate, vainilla, melocotón. “Oomee, Hipo, cooome”, exclama Seisaños mostrando la temeridad de sus propias fauces “AAAMMMM”, abiertas tan de par en par  como las de su mamífero-camarada.
“Eeñoo, Eeñooita, miiire, la casa de Do”. Alrededor del animal, Seisaños ha creado un mar con nubes de caracolas y estrellas marinas, donde la longitud paticorta del HipopótamoDo, aletea cual pez de colores. “Seisaños, esto me gusta. Pero por segunda vez no has ordenado bien los colores. Recuerda: la cabeza de Do hay que pintarla de gris y el mar en tono azul. Y estos ojos, mira, así, a-bi-er-tos”. “Eeeerrraoos”. “Cerrados no, abiertos”. Seisaños se obstina. Nervioso patalea, gesticula: “Eeeerrrraoooos”. La Señorita da una nueva cartulina a Seisaños. Su tono de voz “bien, como quieras” lleva la desnuda caricia de la mansedumbre. “A Hipo lo pintas con la cabeza gris y los ojos bien, bien ce-rra-dos”. A la señorita, algo le dice que  Siesaños, por nada del mundo desearía que su nuevo amigo lo viera con el Síndrome de Down.


Fuente: www.nievesviesca.com el 19 de Marzo de 2011

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