lunes, 11 de junio de 2012

Problemas de Pareja

Dos de los problemas por los que más consultan las parejas a un profesional de la psicología son los celos y las constantes discusiones.
Los celos son sufridos por ambos, la persona celosa porque cree que no se le quiere lo suficiente o no se le dedica tiempo y al miembro no celoso porque se siente acosado y asfixiado. Son muy peligrosos ya que pueden terminar la relación y aunque no sea así, hacen sufrir mucho a ambos cónyuges.
Normalmente se aconseja terapia de pareja y reeducación de hábitos desajustados.

El segundo problema es el de las constantes discusiones. Al principio puede parecer divertido tener temas en los que se opina de distinta manera, es un tópico poco realista que los extremos se atraen. Tampoco es conveniente pensar que con paciencia conseguiremos que nuestra pareja cambie ES UN ERROR.
Para evitar que nuestra relación se convierta en un campo de batalla constante se pueden seguir pequeños consejos.
Tener claro los puntos que compartimos antes de empezar a hablar de aquellos en los que no estamos de acuerdo.
Es preferible enunciar de forma positiva lo que pensamos: “me gusta más” o “yo prefiero…” en vez de “esto no me gusta”, “no quiero”.
No darle demasiadas vueltas a las discusiones. Si ya se habló de eso y ya quedaron claras las posturas, no seguir insistiendo.
Es más positivo plantear alternativas que simplemente expresar oposición.
No es bueno pretender ganar siempre, alguna vez hay que ceder.
Tampoco es bueno callarse las cosas y no decir lo que nos ha molestado, porque son rencores que se enquistan en nuestro corazón.
La rutina y la monotonía son los peores enemigos de una buena relación de pareja. Se tiene que intentar que haya cosas nuevas, alguna sorpresa. Cosas tan pequeñas como dar un beso o un abrazo sin que tenga que haber un motivo para ello. Hacer un pequeño detalle o regalo porque sí, no esperar a días señalados para ello. Dejar algún mensaje cariñoso donde nuestra pareja pueda verlo al levantarse por la mañana o al llegar tarde del trabajo.
Ya hemos hablado en anteriores ocasiones de los conflictos con la familia política. Es un error muy común querer arrancar a nuestra pareja de sus raíces afectivas, sólo conseguiremos crear inquietud, inseguridad y rencor. Lo único que podemos hacer es tratar de romper el filtro negativo con el que miramos a nuestra familia política. Nadie pretende tener una familia perfecta y pasar todos los fines de semana juntos pero hay que intentar al menos algunas cosas:
1.Que la relación sea lo más cordial posible. Aunque no haya cariño ni confianza plena, al menos que pueda haber un trato correcto.
2.Comprender que nuestra pareja quiere a su familia, aunque nosotros no estamos obligados a ello.
3.Podemos opinar, discrepar pero no estar criticando continuamente.
4.En los momentos de conflicto, apoyar a nuestra pareja.
5.No darle vueltas a temas espinosos continuamente, sólo nos servirá para sembrar odio y rencores.

Fuente: www.psicologa24h.es

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