miércoles, 13 de junio de 2012

Tratamiento de la Ludopatía en 5 pasos

Todas las conductas potencialmente adictivas comienzan a ser controladas por reforzadores positivos (el aspecto placentero de la conducta en sí misma), pero terminan siendo controladas por reforzadores negativos (el alivio del malestar). Aparece en el sujeto una fuerte dependencia psicológica hacia tales conductas, actúa con ansia e impulsivamente, pierde interés por cualquier otro tipo de actividad gratificante anterior y, a pesar de las consecuencias negativas experimentadas, no es capaz de controlarse.


Es importante hacer entender a la familia que el paciente no es el responsable de su trastorno, sino la confluencia de factores genéticos, de personalidad y de predisposición social.


Según Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, las vías de actuación siguiendo una terapia cognitivo-comportamental son las siguientes: a) control de los estímulos vinculados a la adicción, b) exposición prolongada a los elementos suscitadores de la avidez o ansia por la conducta adictiva, c) solución de los problemas específicos, d) creación de un nuevo estilo de vida, y e) prevención de recaídas.


a) Control de estímulos vinculados a la adicción: 
Se refiere a la evitación de los estímulos asociados a la conducta descontrolada. En la ludopatía se trata de ejercer un control sobre el dinero (p.ej., mancomunando la cartilla de ahorro), eludir los circuitos de riesgo (por la tendencia de los sujetos a jugar en los mismos lugares), evitar la relación con los amigos jugadores y, en los casos necesarios, recurrir a la autoprohibición de la entrada en bingos y casinos, así como hacer una planificación para devolver las deudas contraídas y un plan de gastos especificando en qué vamos a gastar el dinero para llevar siempre lo justo.


b)  Exposición prolongada a los elementos suscitadores de la avidez o ansia por la conducta adictiva:
 La recuperación total (objetiva y subjetiva), es decir, la desaparición de la avidez por la conducta inadecuada sólo se produce cuando el sujeto se expone a los indicios de riesgo de forma progresiva y regular, y es capaz de resistirse a ellos sin adoptar conductas de escape. Por ejemplo, un exjugador puede entrar en un bar con un amigo, pedir un café, estar en presencia de una máquina tragaperras y aguantar el desasosiego interno sin jugar y sin marcharse del bar hasta que haya decrecido considerablemente el malestar.


c) Afrontar adecuadamente las dificultades de la vida cotidiana sin recurrir a la conducta adictiva como solución. Para controlar el ansia por implicarse de nuevo en la conducta adictiva son adecuadas las técnicas de distracción cognitiva, entre las que destacan la orientación atencional a sucesos externos no amenazantes, la ocupación de la mente en una actividad absorbente y el ejercicio físico. Por otra parte, para controlar la ansiedad (tensión, inquietud y nerviosismo) son útiles el control de la respiración y la relajación. Finalmente, dado que un estado de ánimo triste facilita la recaída en la adicción es necesario controlar la depresión. Así, en ocasiones acontecimientos negativos de la vida cotidiana pueden llevar a una persona a un estado de ánimo deprimido. Pero lo importante es que no son los sucesos negativos mismos los que producen la tristeza, sino lo que pensamos acerca de ellos (pensamientos automáticos). Y lo que procede en estas circunstancias es modificar dichos pensamientos automáticos y sustituirlos por pensamientos racionales.


d) Dado que es habitual que cuando el paciente ha abandonado la conducta adictiva no sepa en qué ocupar las horas libres y que le surjan pensamientos negativistas o sentimientos de culpa por la vida, hay que prestar atención al estilo de vida global del sujeto. En este sentido, hay que restablecer el equilibrio del paciente mediante la dedicación de un cierto tiempo diario a la práctica de actividades gratificantes y de crear unos nuevos hábitos sustitutivos de los anteriores. Sólo un cambio de vida estable garantiza el mantenimiento de la abstinencia a largo plazo. Un estilo de vida satisfactorio supone un equilibrio adecuado entre las obligaciones y los deseos.


e) Si una persona se mantiene alejada de la adicción durante un periodo prolongado (1 ó 2 años), la probabilidad de recaída disminuye considerablemente. Al igual que en otras adicciones, los episodios de recaída en juego patológico aparecen asociados frecuentemente a estados emocionales negativos, conflictos interpersonales y presión social. Estrategias de intervención con una recaída son la identificación de las situaciones de alto riesgo, las respuestas de enfrentamiento a situaciones problemáticas, el cambio de expectativas sobre las consecuencias de la implicación en la conducta adictiva y la revisión del estilo de vida del paciente.



Dado que la mayoría de jugadores patológicos lo son a máquinas tragaperras, hacemos una mención a ellas. Si los ludópatas, entre otras cosas, se percatan del verdadero significado de máquinas tragaperras (es decir, máquinas que tragan las perras de uno sin posibilidad de recuperarlas), si interiorizan que absolutamente no tienen ningún control sobre ellas debido a que los premios están establecidos aleatoriamente y si en lugar de acordarse de sus luces y sonidos se acuerdan de lo cargado de monedas que va el administrador de ellas tras su recaudación pueden abandonar el juego en ellas. Pero si esto no es suficiente y deciden llevar a cabo un tratamiento con un profesional de la psicología, entonces el problema se soluciona.




Fuente: http://www.articuloz.com/general-articulos/el-tratamiento-de-la-ludopatia-3767570.html


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