La depresión de otoño quizás es menos conocida que la astenia primaveral, pero lo cierto es que los cambios de estación afectan a nuestro organismo aunque algunas personas lo acusen más que otras. Según los estudios médicos, un 30% de la población puede sufrir depresión otoñal y, ¿quienes lo padecen más?: las mujeres de 25 a 45 años.
La verdad es que en la depresión de otoño influyen muchas cosas, pero sobre todo se nota en el cambio del ritmo de vida y en la temperatura. Llegan las lluvias, y con los primeros fríos dejamos de salir tanto a la calle para quedarnos más en casa. Los días se van acortando y reducimos el contacto personal con amigos y familia a los fines de semana. Vuelta al trabajo, a los estudios, a las rutinas.
Los síntomas más frecuentes son la pérdida de energía. Se nos quitan las ganas de todo, estamos un poco tristones y nostálgicos y sólo nos apetece quedarnos en el sofá. La buena noticia es que esto es pasajero. A medida que nuestro organismo se vaya aclimatando al nuevo ambiente volveremos a nuestro habitual quehacer recuperaremos progresivamente nuestra energía.
Lo único que tenemos que hacer es controlarnos un poco y tener paciencia porque ya sabemos que pasará pronto. Lo malo es que mientras tanto nos da por comer compulsivamente, picar entre horas, ingerir calorías para compesar el cambio de clima. O todo lo contrario, se nos quita el hambre y eso ayuda a que estemos débiles y desanimados. Solución: comer bien, poca cantidad, cada tres o cuatro horas,mucha verdura fresca y fruta, vitaminas, minerales como el hierro y frutos secos. Y si te planteas que sólo es una racha de tres o cuatro días, seguro que te animas antes de lo que crees.
Fuente: http://www.cosasdesalud.es/afrontar-depresion-otono/
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